viernes, 23 de abril de 2010

HISTORIAS BURRAS

Esta es la historia de Mandela, un burrito de la asociación ADEBO, y de su creador, el inigualable Pascual Rovira. Este reportaje fue escrito hace varios años en un viaje a Rute (Córdoba). Espero que os guste.

La Fundación en defensa del burro ADEBO sigue su marcha en Rute (Córdoba). Su fundador, Pascual Rovira, ha hecho de esta organización su propia vida, con una mezcla de surrealismo y cordura, ironía e impacto. La militancia borriquera va más allá de la salvación de las razas españolas, es un compromiso con la naturaleza, la cultura y la solidaridad.


Es día de bautizo, pero no hay cura ni iglesia. El lugar es una hermosa sierra cordobesa desde donde se divisan las provincias de Granada, Málaga y Sevilla, a los pies del pantano de Iznajar, en la localidad de Rute. Tampoco hay niño sino dos burros, pertenecientes a la Fundación para la defensa del borrico ADEBO, que ha conseguido salvar de la extinción a este emblemático animal, salvarme a mí. ¿Qué quién soy yo?, mi nombre es Mandela, y soy el burrito más viejo del lugar.
Por los prolegómenos se puede entender ya que el acto no es de los que se ven todos los días, y que Pascual Rovira, fundador y alma mater de ADEBO, no es un tipo corriente. Hoy se levantó y se marchó a Sevilla, a buscar a Chico Ocaña, cantante de los Mártires del Compás, que será el padrino de Camilo Cienfuegos, y al alcalde de Marinaleda, que será el padrino de Utopía. Es 14 de abril, de ahí que todo sea tan de color rojo. Pero no se equivoquen, porque otros días es de otro color. Ni más ni menos que la mismísima Reina ha estado aquí, acariciando mi lomo, y Pascual habla maravillas de ella. Porque a Pascual, que lo es todo en esta asociación, lo que le gusta son las personas, improvisar la vida como salga, porque la felicidad es poder hacer lo que quieres y no tener un condicionamiento. Este hombre menudo y sonriente sorprende por su enorme coraje, su altruismo y su gran poder mediático, quizá por lo surrealista de su historia. Se dedica en exclusiva a ADEBO, preside, idea, representa, pero también limpia, da de comer y nos cuida día tras día. Todo empezó hace 16 años, cuando en Rute quisieron hacer una marcha con burros por los alrededores del pueblo, y se dieron cuenta que ya no quedaban rucios, ni en Rute ni casi en España. La especie había descendido en 60 años en más de un millón de ejemplares. Y siendo este país uno de los que mejores razas autóctonas tenía, silenciosamente desaparecían, sin que nadie se percatara de que había menos burros de raza que buitres leonados. A partir de ahí nace la militancia borriquera y poco después llego yo -salvado de la prisión en la que mi ex dueño me mantuvo encerrado durante años-, para hacerme el inseparable amigo de Pascual, este peculiar Sancho, que si bien mantiene su misma gracia y sabiduría popular, sus acciones podrían considerarse más bien quijotescas.
Para el primer homenaje al burro que realizó la fundación se contó con la presencia de Rafael Alberti, que había vivido en Rute durante unos años -donde escribió “Marinero en tierra”-, para curarse una dolencia pulmonar, al que regalaron un precioso semental llamado Carabina. Después, como no, se realizó un homenaje a Juan Ramón Jiménez, regalando una novia espiritual a Platero. Con Camilo José Cela comenzaron los bautizos, ese ritual que dice así “amigo asno, humilde y sufrido compañero de la vida y fatiga del hombre, alégrate porque te ha llegado la hora del trato cariñoso y del descanso, pasta feliz en las sierras de Rute, donde rebuznes de gozo en compañía de tu asna y pollinos”, para después regar nuestras cabezas con un chorrito de anís de Rute, que por muy famoso que sea a nosotros no nos hace mucha gracia, la verdad.
Desde ese momento, se creó un vínculo indestructible entre la ecología y la literatura, traspasando los límites de lo que en principio era la defensa exclusiva de una raza en peligro de extinción. Hasta tal punto ha llegado la cosa, que Pascual ha pedido a la Real Academia de la Lengua que cambie la acepción peyorativa de burro por noble animal milenario amigo de la humanidad, porque nada tenemos nosotros que ver con la rudeza y el poco entendimiento, teniendo en cuenta que somos una raza muy inteligente, víctimas del progreso del hombre.
Después vinieron otros como José Saramago, Antonio Gala, Marina Castaño, el Loco de la Colina, etc. Todos esos bautizos han quedado inmortalizados en las fotografías que Pascual tiene en la Cuadra, una cochera que él denomina ateneo libertino, donde nunca se cierra con llave. Allí se producen muchos de los bautizos –y exposiciones, conciertos, conferencias-, y después, como ocurre normalmente en estas ceremonias, se celebra un banquete al que todos están invitados. En el día que acontece el menú es paella, cocinada por el presidente del hogar del pensionista, uno de estos mayores con hiperactividad, que en Rute hay muchos. El Ayuntamiento ha tenido la gentileza esta vez de pagar el ágape, pero lo normal es que salga todo del bolsillo de Pascual, o más bien de su señora, que es la que lleva el dinero a casa. Porque el Sancho Rovira no sabe, como dice él, generar dinero. Es de esa gente que lo da todo, pero de corazón. Le han ofrecido en varias ocasiones hacer de nosotros, los burros, un negocio del que lucrarse, pero él siempre se ha negado. Le gusta su libertad y no quiere tener que autocensurase por motivos económicos. De hecho, una entidad financiera cordobesa que subvencionaba la fundación, junto con el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, dejó de hacerlo al considerar algunas de sus actividades poco correctas.

Símbolo de la paz
ADEBO alcanza su plenitud cuando a Pascual se le ocurre cruzar al burro de Alberti con la burrita de Cela, como una especie de copulación literaria entre las dos Españas irreconciliables. La idea era sacar un nuevo burro sin complejos ideológicos.
Acciones como esta surgen ya en cascada, a cual más surrealista. Son lo que llama travesuras diplomáticas. Como el caso de Revolución, un burro semental que solicitó el gobierno cubano y enviaron a La Habana. Pero antes dejó preñada a Milagritos, la burra que iba a regalar a Clinton, como símbolo de acercamiento entre los dos países. Cuando la Casa Blanca se enteró que el regalo llevaba en sus entrañas un hijo de burro castrista revolucionario, lo rechazaron.
Hace unos meses fue mi bautizo, porque aunque soy el mayor, aún no había tenido ceremonia oficial. La Ministra de Cultura, Carmen Calvo, me puso el nombre de Nirvana, pero todos me siguen llamando Mandela. Ese día, se estrenó la “Sinfonía para el burro”, compuesta por el pianista Andrés Carlos Manchado. Y a Pascual se le ocurrió ofrecernos un concierto de música clásica. Sí, a nosotros, a los burros. Y no sería la primera vez, ya vino un grupo a cantarnos, y en una ocasión, el burro de Antonio Gala hizo de crítico musical con un músico de su Fundación, que se marchó muy contento porque el burro defecó, y eso quería decir, según Pascual, que le había gustado.
Desde hace un año ADEBO está hermanada con La Fura dels Baus, y colabora en los espectáculos del Naumon –primer contenedor flotante-, barco que desde 2004 surca el Mediterráneo, parando en puertos de distintos países. En cada puerto se utiliza un burro como mascota, por ser el animal protagonista del Quijote, por estar en peligro de extinción y por ser símbolo de la sabiduría. En una ocasión fui yo mismo. Me pusieron una alas, al estilo Pegaso y, una vez más, fui protagonista, porque como soy el que mejor me porto, me llevan siempre a todos los sitios. El próximo mes de junio, La Fura presentará “Navega Don Quijote”, un proyecto en el que ADEBO también participa, con el burro como símbolo de la paz y vínculo de amistad entre los pueblos. Carlos Padrissa, director artístico de La Fura dels Baus, coincidió con la Ministra de Cultura en Rute el día de mi bautizo, y aprovechó, vestido de Don Quijote, junto con Pascual vestido de Sancho, para presentarle el proyecto. Lo cierto es que la unión Fura dels Baus-ADEBO no puede ser más acertada porque el impacto, semilla que ambos cultivan y crece día a día, está asegurado. Es, según cuentan, la unión perfecta entre teatro, ecología y nuevas tecnologías. Para no perdérselo, como todo lo que hace La Fura.





Anís, aceite y burros
Rute, un pueblo cordobés de algo más de 10.000 habitantes, es conocido ya en todo el mundo por sus burros, gracias al esfuerzo de Pascual Rovira por salvarnos de la extinción y sacarnos del olvido al que los hombres, tras largos años como compañeros de trabajo, nos relegaron. No es lo único, ya que su anís, su aceite y sus mantecados son dignos de elogio y quizá a algunos ruteños nos les resulte del todo agradable que se conozca su pueblo como el de los burros. Pero lo cierto es que así es. Entre surrealismo y realidad, Pascual, que ha pasado ya de ser persona a ser personaje, como afirma Pepe, un cámara de TeleRute y colaborador habitual de ADEBO, ha conseguido crear, quizá sin darse él mismo cuenta, un movimiento participativo en torno al asno pero que va mucho más lejos, abarcando cultura, solidaridad y concienciación, con fieles seguidores que reivindican junto a él su causa, que ya es la causa de todos. Ahí está Antonio Jiménez, un poeta que le puso letra a las fotografías de Manuel Molina, presentando juntos la exposición “La fábula del tiempo” en el bautizo del pasado día 14, en pleno campo, sobre unas sillas, para que las fotografías se puedan coger, tocar, y no sea necesario mirar hacía arriba, sino hacía abajo, porque hay que ser humildes. Sin mucha organización, todos arriman el hombro en lo que se pueda. Porque Pascual también tiene una vida al margen de ADEBO. Sus cuatro hijos, su afición a la música andina (toca varios instrumentos) y su programa de radio sobre esoterismo, -que no debe haber nadie en todo Rute que se crea nada de lo que dice-, son sus otras grandes pasiones. Pero los burros somos, sin duda, su vida. Hasta tal punto llega la cosa que un día que nos escapamos Pascual llamó a la Guardia Civil y les dijo que tenían que ayudarle a recuperarnos, a lo que la benemérita respondió que a cuento de qué tenían ellos que hacer esa tarea. Pascual, sin dudarlo un segundo respondió que entre los escapados se encontraban cuatro burros pertenecientes a la Casa Real (los regalados a los Duque de Lugo y los Duque de Palma) y era imprescindible rescatarlos pero, claro, él no sabía distinguir cuales eran y había que rescatar a todos. Y así fue. Todos fuimos devueltos, gracias a la Guardia Civil, a nuestro hogar, ADEBO.
Y en cuanto a mí, qué puedo decir. Aunque soy ya muy mayor sigo disfrutando con los niños de los colegios que vienen al aula arriera. Todos se acercan a mí, porque les rasco la espalda, y ellos me cepillan, me limpian los cascos. Acompaño a Pascual por donde quiera llevarme, quien sabe, quizá el año que viene vaya a Etiopia, donde se celebrará la conferencia internacional sobre el burro, en la que participarán, como en otras ediciones anteriores, asociaciones no sólo en nuestra defensa, sino de todos los animales en general. Y espero vivir aún lo suficiente para ver cumplido el deseo de Pascual, que es crear la Casa del Burro en las instalaciones de un antiguo camping, porque el terreno que tenemos ahora se está quedando pequeño, y es necesario tener separados los machos de las hembras para que la cosa no vaya a más -a mí eso ya no me afecta, pero reconozco que algunos lo pasan fatal- , y un centro de interpretación donde enseñar a los humanos a comportarse como burros: inteligentes y humildes, como el de Sancho; cariñosos y dulces como Platero; fieles y hasta un pelín gozosos como el de los Mártires del Compás. Y es que si Mandela hablara ...

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